Ibrahim Velutini Sosa: ¡ENTÉRATE! La donación de órganos busca la compatibilidad
Las personas que necesitan de un trasplante de órganos por enfermedad o lesión, pues los suyos ya no cumplen con sus funciones, dependen de la donación de órganos, de la buena voluntad de los demás, del acto noble y loable de dar.
La donación de órganos implica una serie de procesos complejos, que va desde la extirpación del órgano a la persona donante, vivo o muerto, para colocarlo en el paciente receptor. Que pasa también por considerar todos los cuidados y prevenciones en el campo de la inmunología que mejora cada vez más las técnicas para distinguir los órganos compatibles.
Para obtener el éxito esperado, ya sea donante cadáver o vivo, el donante es evaluado para evitar la posibilidad de trasmitir alguna enfermedad de origen infeccioso o maligno. En un donante vivo es, además importante, evaluar su estado de salud y algunos riesgos ante una cirugía de allí estudiar cuidadosamente su sistema inmune para valorar sus posibilidades de suceso en el receptor.
La variedad de órganos donados son, por ejemplo: el corazón, intestino, riñón, hígado, pulmón y páncreas.
Las personas que necesitan un trasplante deben esperar el órgano hasta que se logren coincidir una serie de requisitos para reducir el riesgo de rechazo del trasplante. Estos deberán sujetarse a una serie de estudios y la debida espera para garantizar que el cuerpo que recibe el órgano lo haga exitosamente, o sea que funcione correctamente.
Aunque el trasplante sea exitoso, se hace la salvedad que el paciente deberá tomar una serie medicamentos y mantener un control riguroso a lo largo de determinado tiempo, en algunos casos de por vida, para impedir que sus cuerpos rechacen el órgano nuevo.
La donación de órganos es el último recurso de las personas con determinada insuficiencia, solo después de la aplicación de todos los otros tratamientos, debido a que la cirugía de trasplante es un procedimiento que puede salvar vidas pero también posee muchos riesgos.
Así, la observación, tratamiento y cuidado médico regular pueden promover la calidad de vida del donante y del paciente receptor del órgano, reduciendo al máximo los riesgos.
Por Ibrahim Velutini Sosa
